Una serie a 20 años de Cromañón
539
post-template-default,single,single-post,postid-539,single-format-standard,bridge-core-3.1.1,qode-news-3.0.6,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode-theme-ver-30.0.1,qode-theme-bridge (03) #yop,disabled_footer_top,wpb-js-composer js-comp-ver-7.0,vc_responsive

Una serie a 20 años de Cromañón

Si quieren saber cómo se vive una inesperada cita con la muerte, lean el relato que Mauro Fernández, sobreviviente del incendio de República de Cromañón, le hace a Viva:

“Yo no viví casi nada de esa noche más que la previa, el juntarnos en la casa de un amigo, el cacheo que nos hicieron para entrar al boliche. Recuerdo la cantidad impresionante de gente que había en comparación con las dos noches anteriores, a las que también fui. La escalera para ir al baño estaba colapsada. Recuerdo las bolitas de fuego que rebotaban en el techo por las bengalas y los tres tiros. Y me acuerdo de que, antes de empezar, (Omar) Chabán y Pato (Fontanet) dicen: ‘No sean boludos, no prendan bengalas que nos vamos a morir’.”

“Pero el show empieza, obviamente, con montones de bengalas. Me pongo a mirar y veo una bola de fuego en el techo que queda como incrustada y comienza a agrandarse, agrandarse, agrandarse… Le presto atención al escenario, canto, pero enseguida vuelvo a mirar a la bola: el fuego se había agrandado todavía más. Ahí creo que Juancho (Carbone), el saxofonista, señala al techo y después todo el mundo hace lo mismo, porque se está expandiendo cada vez más rápido. Los músicos paran de tocar, Pato deja de cantar, se corta el sonido, se corta la luz y es el momento de mayor pánico. Quiero salir por los camarines al parking de atrás. Sólo veo humo, humo, humo…

“Pero el show empieza, obviamente, con montones de bengalas. Me pongo a mirar y veo una bola de fuego en el techo que queda como incrustada y comienza a agrandarse, agrandarse, agrandarse… Le presto atención al escenario, canto, pero enseguida vuelvo a mirar a la bola: el fuego se había agrandado todavía más. Ahí creo que Juancho (Carbone), el saxofonista, señala al techo y después todo el mundo hace lo mismo, porque se está expandiendo cada vez más rápido. Los músicos paran de tocar, Pato deja de cantar, se corta el sonido, se corta la luz y es el momento de mayor pánico. Quiero salir por los camarines al parking de atrás. Sólo veo humo, humo, humo…